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Operación Cerveza: La guerra de Vietnam a través de los ojos de Zac Efron

Peter Farrelly nos trae una comedia devenida en drama, donde sentencia que no es necesario buscar exprimir los lagrimales para lograr una certera profundidad.

Operación cerveza (The Greatest Beer Run Ever) estrenada en Septiembre de 2022, sitúa a un veinteañero de Manhattan, holgazán y bebedor, quien, por decires de los amigos y de los compañeros de bar, decide viajar hacia la guerra de Vietnam para repartir cervezas a los soldados oriundos de su barrio. Y allí, en suelo asiático, este joven llamado John “Chickie” Donahue, interpretado por un acertado Zac Efron, se la pasará bomba.  

¿Birrita?

Por cierto, la premisa suena tonta… y un poco lo es: ¿Quién va a ir a meterse de forma voluntaria en medio de una guerra? Sin embargo, más allá de lo chabacano del núcleo argumentativo, Farrelly (director de Tonto y Retonto e Irene, yo y mi otro yo) logra fundir paulatinamente, a medida que avanza la película, el humor desplegado en tintes dramáticos para construir una sólida historia de amistad.

Al estilo Green Book, película oscarizada de Farrelly, los cimientos de la amistad se enaltecen entre las risas, y el vínculo amoroso-fraternal impacta en las regresiones al pasado mostradas en pantalla y en el empatizar con el origen de la obra; ya que la historia está basada en hechos reales y la protagonizó el verdadero Chickie Donahue. Por lo que sí, hay gente capaz de meterse en zona de guerra a llevar cervezas.

¿De qué va la película?

Donahue, en la película, se levanta después del mediodía, se acuesta cuando sale el sol, y durante el día es acusado (aparentemente con razón) por su familia de no hacer nada. Contraponiéndose su vida, en palabras de los demás, a las de miles de soldados que están “defendiendo” el país en Vietnam.

Parte de no hacer nada es formar parte de un grupo vitalicio de un bar y, en ese recinto, entre copas y efervescencia de las burbujas, surge la idea del viaje. El cual comienza como un simple enunciado, pero con el tiempo se vuelve realidad e importante porque los familiares de aquellos soldados que estaban en el sudeste asiático utilizan a Donahue como mensajero, simbolizando el acompañamiento a la distancia, el “no nos olvidamos de ustedes”.  

OC Guerra trinchera
Donahue replanteándose sus decisiones

Vietnam en la retina

Mientras Efron se toma una bebida en un bar atendido por Bill Murray, hace de delivery o esquiva balas acompañado de un periodista interpretado por Russell Crowe, su personaje evoluciona durante la trama inmiscuida en diversos tópicos que viajan inherentes con él: el concepto de patriotismo, la significación del término héroe, el sentido de la guerra, los vínculos entre los conflictos bélicos y el gobierno…

Estos temas desfilan bordeando el eje central: la dicotomía entre los que están a favor de la guerra de Vietnam y los que no, pero esta polaridad es introducida en la película sobre la espalda del personaje, y es por medio de él que se profundiza, mostrando las dos orillas de una grieta, con las posibilidades de saltar de un lado a otro.

Sintetizando, el mundo se cuenta a partir de los ojos de Chickie, y ese enfoque define la película. La misma no busca ser un manifiesto sobre en qué favorece o desfavorece la guerra a Yankilandia, sino que las respuestas son esencia del personaje y factor fundamental de su evolución. Es aquí, mayormente, que creemos que Yo me encargo de la cerveza (como se titula en España) es una película con un cuerpo trabajado, con un guion fresco y unas actuaciones con un color actoral acorde, tal cual una buena birra.  

Misión cumplida para Farrelly.

Tráiler

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