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“EMPIRE OF LIGHT”: UNA POSTAL NOSTÁLGICA HACIA EL CINE COMO PROTAGONISTA

A lo largo de la historia del cine, han sido varios los films que han movilizado emociones y creado el sentido de comunidad en el espectador; pero pocos quienes pudieron capturar dicha magia y trasladarla a la gran pantalla.

“Empire of Light” logra este cometido, bajo una delicada oda nostálgica hacia el poder que las películas tienen en nosotros y como nuestras vidas pueden atravesarse bajo esos reflectores; su director, Sam Mendes, dejara bajo una impecable calidad cinematográfica y autoral, una gama de sentimientos impensados en aquellos amantes del cine.

Contando con un guion introspectivo y ese toque humano característico, Mendes nos trae su primer debut como guionista; si bien tiene sus tropiezos en cuanto a desarrollo argumental, la idea central sobresale: el cine como refugio del devenir de nuestras vidas, así como el punto de conexión con otros individuos. Concretamente, simbolizada en Hilary (Olivia Colman) la encargada de un antiguo cine llamado Empire, en el cual su vida transcurre sin sentido aparente, hasta la llegada de un nuevo empleado quien, al igual que los films allí proyectados, la cambiara por completo.  

Sam Mendes y el arte de reflejar la exuberante belleza de la nostalgia cinematográfica

La visual del espectador se ve conquistada instantáneamente, en parte por la recreación a nivel histórico de sus locaciones y su calidad estetica que se aprecia en esas vibrantes, pero matificadas tonalidades de predominantes verdes, rojos y dorados; el sentimiento de añoranza y soledad invade cada escena, sin embargo, como la luz de ese viejo proyector sus personajes serán ese toque de romance y humor que aligerara la trama.

Definitivamente, su director tiene una visión muy personal que trasciende la tipicidad del drama de las así llamadas «cartas de amor al cine”; logra retratar con apasionante magia el detrás de escena de la antigua proyección cinematográfica, así también mostrarnos, bajo una conmovedora honestidad, que el escape ofrecido en esas salas puede ser fugaz y violentamente interrumpido por la realidad. Como sucede en esta historia, es la violencia del racismo o crisis política quien rompe la frágil quimera de sus personajes.  

Precisamente, y a pesar de sus errores a nivel narrativo, es en la creación de estas frágiles criaturas y sus intérpretes donde el film brilla; tal es el caso de Olivia Colman o Michael Ward, donde a nivel pareja e individual emocionaran al espectador en sus respectivas falencias que interpretan bajo una carga dramática deslumbrante. Sin embargo, será Colman quien nos encante una vez más en ese talento para capturar cada matiz de su personaje y hacerlo vivido, desde trepidante alegría hasta esa infinita tristeza que la acompaña.

En conclusión…

“Empire of Light” es una de esas historias dramáticas que emocionaran a la audiencia, si bien no es de obviar los tropiezos que contiene desde su construcción argumental; los mismos son fácilmente opacados bajo la belleza visual, el talento a nivel interpretativo y en su dirección que realzan esa especial nostalgia cinematográfica que invade la pantalla; aquella época donde el cine era mucho más que consumir historias, sino el arte que contenían así como la vivencia de ir a las salas donde el mundo podía ser mucho más que la realidad misma e incluso las diferencias sociales se difuminaban bajo la magia de las películas.

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