Música y Democracia en el Centro Cultural Kirchner: Gieco y Santaolalla
El 19 de mayo de este 2023 tuve el privilegio de asistir al CCK por el aniversario de «De Ushuaia a La Quiaca«.
El Proyecto Ballena se desarrolló estos últimos meses, en el marco del aniversario y homenaje a los que ya no están, los que luchan y quienes dejaron una marca. Este domingo, después de una jornada de mucha ansiedad paseandome por los pasillos del CCK, repentinamente me encontraba haciendo una fila de más de 200 personas por delante. Siempre soy de los primeros pero en esta oportunidad, llegué tarde. Digo: bueno, no voy a llegar adelante de todo, pero al menos voy a verlos. Mi ímpetu por conseguir un buen lugar siempre me convierte en un Simpson cualquiera. Después de mostrar el QR comprobante para ingresar al Auditorio Nacional, me senté en más de un lugar. De un momento a otro, terminé adelante de todo.
Aún no empieza la noche. Entran Estela De Carlotto acompañada de otra abuela, seguido, Lito Vitale acompañado de alguien más. Quién será?. Yo también encontré lugar adelante. Me levanto y dirijo a ambos a pedirles una foto. Logicamente que la obtuve. En tantp, no se hacen esperar demasiado y la gente, muy enardecida, explota, explotamos. Entran León Gieco y Gustavo Santaolalla. Se sientan en las primeras butacas del sector del medio. Estoy enarbolado con la idea de que no voy a poder acercarme mucho más que por el zoom de mi motog22 y su cámara tan mediocre.
Muchas fotos, spam y mariposas musicales, pero sólo vale destacar las que importan
El concierto se desarrolla, el tributo de De Ushuaia a la Quiaca es fascinante, emotivo, provisto de muchísimos instrumentos y voces. El sólo de voz de una mujer en compañía de un piano, deleita a Gustavo y León, se deshacen en aplausos y lágrimas. Después llega el momento de presentarlos. Sí, van a subir a regalarnos las últimas dos canciones de la noche. Santaolalla agarra su míticio roncoco y empieza a entonar la dulzura de sus notas, está tocando «De Ushuaia a La Quiaca». Llegado todo esto, me salí de mi asiento y me inmiscuí frente a Lito y compañía. Pero claro, después me dí cuenta y digo «esta mujer me suena» gorro, pelo corto, era Hilda Lizarazu. El sobre-stalkeo no fué suficiente, por lo que me quedo pegado a metros de los más importantes. Todo concluye y suben las Abuelas a levantar sus pañuelos, abrazadas de Gustavo y León.
Todo es efímero y todo tiene un cierre. Por ello, qué mejor epílogo y elipsis de cierre que una despedida en manos de Gieco honrando la memoria de la querida Negra Sosa y «Como la Cigarra». Qué podían esperar, claro, nostalgia por todo aquello que perdimos, pero lágrimas de felicidad por todo lo que lograron esas madres, el despliegue que imponen estos artistas a lo largo de su existencia. Aquella década de los 80´, recibió a dos hombres comprometidos con los pueblos originarios, un canto a la naturaleza y miles de kilómetros.
G R A C I A S.
¿Qué hubiera pasado si Ned Stark no era decapitado?