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Sofia Coppola, un ejemplo de cine femenino

Se dice que el séptimo arte es un universo liderado por hombres, algo que es verdad, pero no del todo. A lo largo de los años, diferentes mujeres se hicieron lugar y alzaron su voz para no solamente generar igualdad, sino que también para representar la perspectiva femenina. Una de ellas fue Sofia Coppola. 

Francis Ford Coppola, director de la aclamada trilogía El Padrino y de Apocalypse Now, le transmitió a su hija la pasión por dirigir películas. Así nació una de las primeras Nepo Baby – ser hija de una celebridad – hollywoodense que, a pesar de las comparaciones y críticas, logró construir una carrera distinta a la de su padre.

De actriz a directora sin escalas

La mujer de 53 años no empezó su carrera detrás de la cámara, sino que delante. En 1990 hizo su debut actoral en la tercera parte de El Padrino, pero no se trató de un inicio ideal, ya que el director recibió varias críticas por darle un papel importante a su hija. Sin embargo, no todo es lo que parece. La actriz Winona Ryder, era quien originalmente iba a interpretar ese rol, pero no pudo hacerlo debido a que sufrió un trastorno nervioso. Entonces, Francis Ford Coppola le ofreció el personaje a su hija, quien ya estaba familiarizada con el guion. “Por supuesto, Sofia tuvo una carrera profesional brillante por su cuenta, pero debió herirle terriblemente que le dijeran: ‘Has arruinado la película de tu padre’, cuando en realidad no lo hizo”, explicó años más tarde el aclamado director. Este comienzo negativo la ayudó a encontrar su verdadera vocación: dirigir películas. 

La perspectiva femenina como motor principal

Cuando Sofia Coppola leyó por primera vez Las Vírgenes Suicidas de Jeffrey Eugenides se enamoró por completo de la historia y logró tener una imagen vivida de ese universo, tan viva que ya la proyectaba como una película. “Una de las razones por la que quería hacer la adaptación era porque no quería que otra persona la arruinara y estaba convencida, por algún motivo, que sabía cómo hacerlo”, detalló Sofia Coppola. Solo hizo falta un acotado presupuesto y una actriz hipnotizante y de confianza: Kristen Dunst, quien luego se convirtió en una de sus musas. 

En 1999 estrenó la adaptación del libro de Jeffrey Eugenides, su ópera prima que la consagró como directora y guionista, pero que especialmente definió su estilo cinematográfico: narrar la perspectiva femenina. Las Vírgenes Suicidas tuvo su estreno mundial en el Festival de Cannes, donde fue celebrado, pero no sucedió lo mismo en Estados Unidos. “El estudio estaba nervioso por estrenar una película sobre niñas que se iban a suicidar”, explicó Coppola, pero aun así se alegra de que su primer proyecto haya sido descubierto y admirado por una nueva generación. 

A pesar del fallido estreno en su país, continuó narrando historias. En 2002 dirigió Lost in Translation – Perdidos en Tokio-, protagonizada por Scarlett Johansson y Bill Murray. Los obstáculos nunca fueron un impedimento en su carrera y aunque contactarse con Bill Murray parecía imposible, lo consiguió. Después de dejarle mensajes de voz durante un año, le escribió una carta donde le ofreció el papel protagónico. El actor aceptó la propuesta, pero no firmó ningún contrato, entonces a Coppola le quedaba una sola cosa por hacer: confiar. Y así fue como, en el último segundo, antes de empezar a filmar en Tokio, Japón, Bill Murray apareció e interpretó su rol. 

Lost in Translation marcó un antes y un después en su carrera. Gracias a este film íntimo ganó el Oscar a mejor guion original y se convirtió en la primera mujer estadounidense en ser nominada como mejor directora. Sofia Coppola hizo historia. 

Desde Marie Antoinette hasta Priscilla 

“Me identifico con ella porque, aunque proviene de una familia fuerte, lucha por su propia identidad”, le explicó Sofia Coppola a Lady Antonia, escritora de la biografía de Marie Antoinette, libro que deseaba adaptar. Así nació su tercera película, que narra la vida de la última reina de Francia. Sin embargo, Coppola lo hizo con su sello personal: retrató la vida de una mujer austriaca que de un día para el otro cambió completamente. Un ser humano que tomaba decisiones en función a sus emociones, sin pensar políticamente que le convenía a un país que gobernaba, pero no le pertenecía. El largometraje generó controversias, pero al igual que Las Vírgenes Suicidas, años después fue aclamada por un nuevo público. “Es bueno recordar que algunas veces las cosas no aterrizan bien al principio y con el tiempo se pueden apreciar de forma diferente”, remarcó la directora. 

Después de Marie Antoinette, Sofia Coppola dirigió Somewhere, The Bling Ring, The Beguiled y On the Rocks. A través de distintos géneros cinematográficos, contó historias completamente diferentes entre sí, pero siempre sostenidas por un relato íntimo y elegante. La directora se diferenció de su padre y construyó una marca personal caracterizada por protagonistas femeninas, diálogos con pocas palabras y detalles delicados que se adueñan de la pantalla. Por este motivo, Priscilla Presley supo que era la indicada para contar su historia. 

A finales del año pasado, se estrenó Priscilla, película que se centra en la mujer de Elvis Presley. Un relato antiromántico de un vínculo de poder entre un hombre y una adolescente, que no solamente los distanciaba la edad, sino también la forma de percibir la vida. Un largometraje incómodo, pero necesario, como lo fue en su momento, Las Vírgenes Suicidas. Con una protagonista que nunca tuvo la oportunidad de narrar su perspectiva, al igual que Marie Antoinette. La vida de una mujer que creyó que merecía sentirse menos por un hombre, misma situación que atravesaron las jóvenes de The Beguiled. Sofia Coppola no repite historias, sino que remarca constantemente la voz femenina, una que por muchos años estuvo opacada en el universo cinematográfico. 

Una referente para otras mujeres

“Espero que las personas jóvenes que estén interesadas en hacer películas conozcan el proceso”, contó la directora al lanzar recientemente su primer libro de registro, que recopila desde fotografías, notas, guiones y hasta tableros de inspiración de sus ocho largometrajes. A través del Sofia Coppola Archive, relata su camino personal con el cine para enseñar que es posible formar parte de un universo en el que parecía imposible alzar su propia voz. 

El 14 de mayo de 1971 nació una mujer con un apellido que ya tenía carga y reputación. Coppola era sinónimo de cine antes que Sofia comenzara a dirigir, pero como le enseñó su padre “solo haz que suceda” y sucedió. Desde su primera película fue capaz de abarcar temáticas incómodas, no hizo “lo que los demás esperaban”, sino lo que sentía; y de esta forma definió su camino. Hoy, Sofia Coppola se convirtió en la directora que siempre priorizó a las mujeres. “Al crecer no había muchas películas que representaran a las chicas adolescentes de una forma en la que me podía identificar”, explicó en una entrevista y gracias a ella, nosotras si tenemos historias con las que nos podemos sentir escuchadas y visibilizadas. 

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