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Comandante Fort: El homenaje que no fue

El día que se estrenó el documental «El Comandante Fort» por Star + no dudé de verlo porque el chocolatero formó parte de nuestras vidas y es un ícono de la televisón argentina.

Quizás suene mal pero, personalmente, Ricardo Fort siempre me hizo sentir pena. No se puede negar que Marcelo Tinelli fue un maravilloso conductor de televisión. Te guste o no Videomatch y sus derivados, el cabezón se mantuvo en la cima del rating muchísimo tiempo. Pero los tiempos cambiaron (por suerte) y esos programas repletos de sexualización innecesaria y chistes de mal gusto estan desvaneciéndose.

Una cosa buena que nos dejó Showmatch es a Ricardo Fort. Porque (al menos yo) lo conocimos en ese programa. El programa del momento, en donde todos querían estar. El pase a Ricardo para tocar el cielo con las manos, para ser el famoso artista que siempre quiso ser. Un pibe lleno de sueños tapados por su padre, una persona fría y conservadora que tuvo que irse de este mundo para que su hijo pueda disfrutar un poco la vida. Y la disfrutó en la cima por cinco años. Cinco años tuvimos a Ricky nada más y mirá cómo marcó a una generación, y a un país.

El trailer de este documental nos vendió algo imperdible. Era Ricardo en voz en off diciendo: Yo siempre supe que iba a ser famoso, me iba a morir joven y después iban a hacer una película de mi vida. Siempre la tuvo muy clara, y eso más pena me da. Pero vivió como quiso. Otra cosa que me apena muchísimo es que el documental haya sido completamente una falta de respeto a su memoria, que usen su imagen y a su familia para ridiculizarlo una vez más, pero póstumamente.

Como dije en mis historias de Instagram, recomiendo mucho ver el especial que hizo #VirginiaGallardo sobre este personaje de la televisión que hasta el día de la fecha, la vedette dice que fue su pareja. Porque ella tiene un mínimo de respeto por alguien que formó parte de su vida y que la ayudó a establecerse en el medio. No usa su nombre para lucrar y desmentir a dicho personaje.

Detrás del chocolatero millonario que todos conocimos había una persona que sufría, que recibía el rechazo de sus propios familiares, que soñaba con algo diferente a sus hermanos y que al lograrlo se ganó el amor de la gente. Que sufrió hasta el último momento de forma física, pero que parecía feliz de todo lo que había logrado.

«El Comandante Fort» es un repaso por la vida de Ricardo donde gente desconocida, o que al menos EN VIDA, nunca se vió cerca suyo, se ocupa de hablar de la sexualidad de él. Donde se hablan de boliches, de #Miami, de Fiestas, de producciones fotográficas. Se muestra a Ricardo como estaba en la tele, pero también muestran a Ricardo totalmente desnudo. Literalmente lo muestran desnudo, bajo el marco de “fotografías artísticas”. Que por supuesto que él estuvo de acuerdo en tomar. Pero que no son para nada necesarias para contar lo más importante de su vida: Su carrera en la tele y su familia.

Personas que hablan de los amores de Ricardo, de las relaciones que ocultaba. De como enfrentaba a su padre al hablar de su sexualidad, pero por dentro sufría el rechazo. Es imposible para mi empatizar con las personas que aparecen ahí porque lo desnudan a Ricardo de una forma que él nunca quiso. En último tiempo había dicho que era bisexual, creo que lo hizo de la cantidad de veces que se lo increpó con ese tema. De la cantidad de veces que se cansó de escuchar que no le creían. Finalmente dijo que era bisexual pero eso no alcanzaba, los medios decían que era gay y que lo ocultaba. Él sufría porque lo trataban de mentiroso. ¿Y qué hacen ahora que esta muerto? Reviven eso. No lo reviven a él. Reviven la polémica. Ponen fotos, videos, hablan parejas del pasado, hablan personas fans (no amigos). Revuelven el pasado que él intentó ocultar. Si así lo quiso. ¿Qué necesidad hay de hacer que una persona exponga su sexualidad si no quiere?

Un imitador, con el uso de inteligencia artificial, interpretó a un Ricardo actual. Cómo hablaría y se adaptaría Ricardo a un 2023. Me pareció horrible eso. De mal gusto, sin ningún sentido. José María Muscari se ocupa de hacer un casting de imitadores que no llevan a ningún lado. Vemos fans que lo lloran por unos segundos, con los que no se construye nada. Uno no empatiza con esos fans porque no sabemos quiénes somos y tampoco intentan presentárnoslos.

Lo que más me da pena es que Gustavo Martinez, ex pareja y tutor de Marta y Felipe Fort (que sabemos que no estaba bien en cuanto a su salud mental) prestó su cuerpo y mente para este documental. Expresó su enojo con Ricardo por dejar a los chicos, por no ocuparse de ellos. Por irse rápido y de esa forma, sin pensar en su entorno y cómo sufrirían sus seres queridos. Se lo ve triste, desolado, no se lo ve recordándolo con amor, a modo de homenaje. Y estaba en todo su derecho a sentir enojo, porque uno no puede decirle al otro qué sentir tras una pérdida tan grande. Siempre pensé que Gustavo falleció con Ricardo, falleció ese mismo día. Y esperó todo ese tiempo para terminar con su vida, atravesando tanto dolor, por los hijos. Esos chicos que crecieron con un padre amoroso que se fue muy rápido, y con su otro papá que no estaba apto para hacerse cargo, porque no estaba bien y nadie lo ayudó tampoco.

Los metieron a los chicos a hablar y a actuar, siendo menores de edad. Con la aprobación de Gustavo seguramente, que habrá pensado que iba a ser un lindo homenaje pero que resultó ser un rejunte de testimonios de extraños hablando de un Ricardo que no conocimos y que no nos interesaba conocer. Queríamos recordar al comandante y nos escupieron información irrelevante de su vida privada. Usaron no solo la imagen de Ricardo, también usaron a Gustavo. Porque tras haberse suicidado, lo que garpa es la muerte, el morbo. Las decisiones de montaje y de dirección dejaron a Gustavo expuesto, depresivo y enojado.

Me sigue partiendo el alma Ricardo, me parte el alma Gustavo, me parten el alma los chicos, y me transmite cierta calidez pensar en Marta. La mamá de Ricardo siempre estuvo con él, lo acompaño en sus locuras. En su aprendizaje, en su carrera como artista y se la vio siempre muy cariñosa.

Lamento mucho el bochorno que es este documental y me encantaría que hagan uno realmente lindo. Pero por ahora me quedo con el especial de Virginia para América, que se llama “Ricardo Fort: A mi manera” y pueden disfrutarlo en Youtube. Recordemos a Ricardo feliz, cantando y bailando. Con alegría, como lo conocimos. El documental no es recomendable porque es todo lo contrario. Que viva el rey chocolatero!

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