Cine danés: Dogma 95 y debate social

Actualmente, el cine nórdico tiene mucha fuerza a nivel mundial, lo que podemos ver a través de películas memorables como: Otra Ronda (2020) y La Caza (2012), de Thomas Vinterberg, o La peor persona del mundo (2021), de Joachim Trier. Sumemos a esto, que todos estamos a la espera del estreno de película ganadora a la palma de oro en Cannes: Triangle of Sadness (2022), del sueco Ruben Östlund.

Mas allá de las premiaciones y de los festivales, que, a mi forma de ver el arte, solo suman difusión y no prestigio, es interesante entender el por qué de la importancia de lo que vemos. De esta manera, vengo a presentarte el movimiento «Dogma», liderado por Lars Von Trier y Thomas Vinterberg.

¿Qué es el Dogma 95?

Todo comienza cuando estos dos estupendos cineastas, egresados de la Escuela Nacional de Cine de Dinamarca, se unen en 1995 en busca de «algo» diferente. Para esto, firman sus «votos de castidad» para la realización de películas bajo una serie de reglas propuestas por ellos mismos.

Quizás estés diciendo: “¿Lars y Vinterberg juntos?” Y sí. No tienen nada que ver el uno con el otro pero coincidieron en este entonces para cambiar lo que se pretendía del cine de la época. A pesar de que fue insostenible la cantidad de restricciones que se pusieron a ellos mismos, y de que ninguno de los dos logró cumplir estrictamente con sus reglas, dieron lugar a las bases de un «nuevo» cine nórdico.

Principalmente, tomaron de referencia a los cineastas de la Nouvelle Vague, movimiento que surgió en Francia a fines de los cincuenta. Por supuesto que seria un tanto ingenuo pensar que se basaron solamente en este movimiento pues, en verdad, este se basa en las distintas vanguardias que habían surgido anteriormente en las distintas partes del mundo y con postulados similares.

Si hasta este punto pensabas que el movimiento francés era integrado por cineastas “snobs» e «intelectualoides”, dejame decirte que todo lo contrario. Sí. Fueron ellos los revolucionarios cambiando la forma de hacer cine hasta acercarla a lo que hoy conocemos como tal. Fundamentalmente, su propósito era colocar el foco de los filmes en un lugar distinto apelando a otros recursos narrativos y no a «acatar» lo que las productoras querían. Con estas transformaciones, se empezó a mostrar un cine particular, lo que podríamos llamar » de autor». Fue así como los cineastas se convirtieron en artistas y empezaron a tener reconocimiento propio dejando a la industria de lado.

Algunos de los directores destacados de este movimiento fueron: Agnes Varda, Truffaut y Godard.

¿Cuáles eran las reglas del Dogma 95?

El propósito principal era centrarse en las temáticas y en las situaciones ignorando la pos-producción y la técnica, así es como se vería todo más “puro” y se compartiría la esencia del cine. Para empezar, las locaciones debían ser reales y sus películas no debían contener efectos. Sumado a esto, se pretendía luz natural en todo momento y, lo más difícil de todo, debía filmarse con cámara en mano y con sonido ambiente. Por último, no podía aparecer el nombre del director en los créditos ya que esto iba en contra de esta búsqueda cinematográfica menos comercial ¿Te parece difícil? Pues claro que lo fue, desde el vamos se rompió este acuerdo. De todas maneras, hay algo distinto en este tipo de cine, se enfoca en lo situacional, la intensidad de las escenas y no en lo maravilloso de sus locaciones o efectos (típico de los estudios).

La Celebración (1998)

La primera pieza bajo este manifiesto fue La Celebración (Festen) de 1998, dirigida por Vinterberg. Considero que es muy recomendable, fue un gran aporte para el cine danés. De trama simple y minimalista. Acá ves una situación dramática básica: una fiesta de cumpleaños y una confesión reveladora para toda una familia. La belleza de esta película está en la intensidad de las escenas, la banalidad de los diálogos, las relaciones sociales y la hipocresía familiar. Una de las características por excelencia del cine de Vinterberg es la tendencia al debate y a la reflexión social, quizás esto no te resulte extraño si viste “La caza” (2012).

Los Idiotas (1998)

Luego del magistral trabajo de Vinterberg en La Celebración, Lars Von Trier nos sorprende con Los idiotas (1998). En este caso particular, vemos un grupo de personas que “interpreta” delante de la sociedad un personaje “idiota”, como ellos lo llaman. Puede pecar de mal gusto en muchos casos, pues claro, y además puede ser ofensivo por muchas cuestiones. De todas formas, es un filme apreciable debido a su “cómo”: constantemente los seguimos haciendo sus “idioteces” y comparten con nosotros las reacciones de la gente. Asimismo, logran plantear un debate acerca de lo ético y lo no ético: ¿por qué debemos «comportarnos» en sociedad? ¿acaso nos prohibimos ser libres a nosotros mismos?

¿Cuáles son las bases del «cine nórdico»?

Actualmente, las propuestas nórdicas resultan muy interesantes, en gran medida, por un enfoque digno de una generación que cuestiona todo.

Hace tiempo que la industria se ocupa de sobre cargarnos de efectos especiales y estímulos, en contraposición a eso, tenemos figuras como Trier o Vinterberg . ¡Ojo! Acá no estamos diciendo que no hay edición ni una gran pos producción, pero se observa una dirección distinta. Vemos, principalmente, debates morales, filosóficos y existenciales.

Personalmente y como inmigrante en Dinamarca, me he dedicado mucho a intentar encontrarle sentido a todo esto que veía hace tiempo atrás por la pantalla. Reconozco que «me hace sistema» el hecho de que hayan querido revolucionar el cine de alguna forma encontrando una identidad nacional. Hablando con varios daneses, pude darme cuenta de que realmente se sienten representados por estos debates, estos diálogos y este arte y que, de alguna manera, nació del «minimalismo» cinematográfico propuesto en el Dogma.

¿Conocías este manifiesto?

Berenice Kiddo

Lic. en Dirección Escénica, dramaturga y guionista en construcción
Analizo todo lo que veo