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Adiós a un maestro: Manuel Antín y su huella en el cine nacional

El cine argentino está de luto tras el fallecimiento de Manuel Antín a los 98 años, un director, guionista y gestor cultural que dejó una huella indeleble en la cinematografía nacional.

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Nacido en Chaco en 1926, Antín fue mucho más que un cineasta prolífico: fue un artífice de la cultura, un puente entre la literatura y el cine, y un promotor incansable del cine independiente.

Su obra como director

Antín se destacó en la década de 1960 por su habilidad para adaptar grandes obras literarias a la pantalla grande. Tres de sus películas más reconocidas están basadas en textos de Julio Cortázar: «La cifra impar» (1962), «Circe» (1964) y «Intimidad de los parques» (1965). A través de estos films, logró traducir la complejidad literaria de Cortázar en un lenguaje cinematográfico poético y enigmático, acercando la literatura argentina a un público más amplio. Su estilo, caracterizado por el simbolismo, la profundidad emocional y el cuidado visual, marcó un antes y un después en el cine argentino de la época.

Su capacidad para abordar temas profundamente humanos y existenciales lo llevó a dirigir películas como «Don Segundo Sombra» (1969), basada en la obra gauchesca de Ricardo Güiraldes, que es considerada una de las mejores adaptaciones de la literatura argentina al cine. «Los venerables todos» (1962) también destacó por su enfoque en dilemas éticos y su crítica a las estructuras de poder, confirmando su mirada crítica y reflexiva sobre la sociedad.

Gestor cultural y promotor del cine argentino

Sin embargo, el legado de Antín no se limita a su filmografía. En 1991, fundó la Universidad del Cine (FUC), una institución educativa que se ha convertido en la cuna de cineastas contemporáneos en Argentina y América Latina. La FUC no solo formó a nuevas generaciones de cineastas, sino que también se consolidó como un espacio de reflexión y experimentación artística.

En dos periodos diferentes, dirigió el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), donde fue clave en la implementación de políticas que fomentaron el crecimiento del cine nacional. Bajo su liderazgo, se promovieron iniciativas que impulsaron tanto el cine independiente como el desarrollo de nuevos talentos.

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Manuel Antín fue una figura clave detrás de varios proyectos cinematográficos importantes que ayudaron a formar la identidad del cine argentino. Aparte de su trabajo como director, fue un importante promotor y facilitador de películas desde su rol en el INCAA. Aquí algunos títulos destacados en los que tuvo influencia directa o indirecta:

  1. «Moebius» (1996): Un clásico del cine argentino de ciencia ficción que fue producido por estudiantes de la Universidad del Cine (FUC), institución fundada por Antín. Gracias a su labor educativa y la infraestructura que ofreció, la película pudo existir, aunque no la dirigió personalmente.
  2. «La historia oficial» (1985): Antín fue quien eligió esta película para representar a Argentina en los premios Oscar. La película, dirigida por Luis Puenzo, se convirtió en la primera película argentina en ganar un Oscar, marcando un hito para el cine nacional.
  3. «Tango feroz: la leyenda de Tanguito» (1993): Aunque no fue directamente parte de la producción, su gestión en el INCAA fue crucial para el crecimiento de la industria, permitiendo la creación de películas que marcaron una generación, como este drama musical de Marcelo Piñeyro.

Su papel como director del INCAA y educador facilitó un entorno en el que muchas películas argentinas de renombre pudieron prosperar, aunque no las dirigiera directamente.

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Un legado inmortal

La partida de Manuel Antín deja un vacío profundo en la cultura argentina, pero su legado vivirá en cada película que ayudó a crear, en cada estudiante que inspiró y en cada idea que llevó a la pantalla. Fue un hombre que dedicó su vida a la búsqueda de la belleza, la verdad y el arte, y el cine argentino le debe gran parte de su prestigio y desarrollo.

Hoy, despedimos a un visionario, pero celebramos la obra de un hombre que, a través del cine, nos enseñó a mirar más allá de lo evidente, a sentir con intensidad y a pensar críticamente el mundo que nos rodea.

Manuel Antín, gracias por tanto.

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